La adicción debe tratarse, no castigarse

La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto las enormes disparidades raciales en el ámbito de la salud en Estados Unidos. Las comunidades de color del país han sufrido los peores desenlaces durante la pandemia, continúan muriendo a tasas más altas que las personas blancas y sufren desproporcionadamente de una gran variedad de otras enfermedades agudas y crónicas.

Autor: Dr. Nora Volkow

Fuente: https://www.drugabuse.gov/es/acerca-del-nida/blog-de-nora/2021/05/la-adiccion-debe-tratarse-no-castigarse?utm_source=darss&utm_medium=email&utm_campaign=da-researcherdigest

La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto las enormes disparidades raciales en el ámbito de la salud en Estados Unidos. Las comunidades de color del país han sufrido los peores desenlaces durante la pandemia, continúan muriendo a tasas más altas que las personas blancas y sufren desproporcionadamente de una gran variedad de otras enfermedades agudas y crónicas. Estas disparidades son especialmente marcadas en el área del consumo de drogas y de los trastornos por consumo de drogas, donde las enquistadas estrategias de castigo han exacerbado el estigma y han dificultado la implementación de una atención médica adecuada. Hay gran cantidad de datos que demuestran que las personas negras y otras comunidades de color se han visto desproporcionadamente perjudicadas(link is external) porque durante décadas el consumo de drogas se ha abordado como un delito en vez de como un asunto de salud pública.

Hemos sabido durante décadas que la adicción es un trastorno médico —una enfermedad del cerebro tratable—, no una falla de carácter ni una forma de desviación social. Sin embargo, a pesar de las pruebas abrumadoras que respaldan ese hecho, la drogadicción continúa siendo tratada como un delito. Estados Unidos debe adoptar ahora mismo una estrategia de salud pública para con la drogadicción, en el interés del bienestar de la población y de la equidad sanitaria.

Aplicación desigual de la ley

Si bien las estadísticas varían según el tipo de droga, en general no hay diferencias importantes en el consumo de drogas entre las personas blancas y las personas negras; sin embargo, con frecuencia las consecuencias legales son muy diferentes. Por ejemplo, a pesar de que los índices de consumo de cannabis en ambos grupos son similares, en 2018 las personas negras tuvieron casi cuatro veces más probabilidades(link is external) de ser arrestadas por posesión de cannabis que las personas blancas. De las 277,000 personas encarceladas en el país por una infracción relacionada con las drogas en 2013, más de la mitad(link is external) (el 56%) eran afroamericanos o latinos, a pesar de que ambos grupos representaban conjuntamente alrededor del 25% de la población del país.

En los primeros años de la crisis de opioides de este siglo, los arrestos por heroína excedieron en mucho los arrestos por el consumo inapropiado de opioides recetados, a pesar de que el uso inapropiado de estos últimos —de consumo predominante entre la población blanca— fue mucho más amplio. Es un hecho sabido que durante la epidemia de cocaína crack, en la década de 1980, se impusieron penalidades mucho más rigurosas para la cocaína crack (o de base libre) —cuyo consumo era más elevado en las comunidades de color urbanas— que para la cocaína en polvo, a pesar de que son dos formas de la misma droga. Estos son solo unos pocos ejemplos de los tipos de discriminación racial que por mucho tiempo se han derivado de la legislación de drogas y su aplicación.

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