El consumo diario de cannabis podría contribuir a reducir la frecuencia de inyección de opioides

No obstante, se precisa más estudios controlados que evalúen el impacto potencial del cannabis para reducir daños en personas usuarias de drogas inyectables

Autor: Jordi Piqué

Fuente: http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/15-07-21?#

Un estudio canadiense, cuyos resultados se han publicado en la revista Cannabis and Cannabinoid Research, ha revelado que las personas que consumen cannabis a diario son menos propensas a inyectarse opioides diariamente (un 17% menos de probabilidades de hacerlo a lo largo del estudio). Se trata de un nuevo paso en la investigación sobre el uso de los cannabinoides que ofrece una evidencia preliminar respecto a la posibilidad de una futura administración controlada de cannabis para reducir daños en personas que están dispuestas a disminuir su consumo inyectado de opioides. Sin embargo, se precisarán más estudios controlados que evalúen el impacto potencial del cannabis para reducir daños en personas usuarias de drogas inyectables.

En los últimos años, el fentanilo y sus derivados -un potente analgésico opioide consumido fuera del ámbito médico y más potente que la heroína- han irrumpido con fuerza en el mundo de las drogas. Como consecuencia, el riesgo de sobredosis accidental y muerte derivada del consumo de sustancias se ha disparado, dejando a las comunidades desoladas.

Con el objetivo de ofrecer más evidencia sobre esta cuestión, un equipo de investigadores del Centro de la Columbia Británica sobre Uso de Sustancias (Canadá) y de universidades de esa provincia realizó un estudio observacional en el que se examinó la relación entre el consumo autodeclarado de cannabis por parte de las propias personas interesadas y el uso de drogas inyectables. Los investigadores recopilaron y analizaron la información sobre salud y conducta de tres estudios en activo, que incluían una población mixta de personas con y sin el VIH, así como algunos jóvenes de entre 14 y 26 años. Todos los participantes se inscribieron en barrios de Vancouver y consumían diversas sustancias (policonsumo).

Al inicio del estudio y cada seis meses a partir de entonces, los participantes respondieron a unas encuestas y proporcionaron muestras de sangre para las pruebas del VIH y/o del virus de la hepatitis C (VHC). Una enfermera ofreció atención médica básica y derivaciones a servicios sanitarios y sociales si se solicitaban.

Los investigadores se centraron en los datos recogidos entre 2005 y 2018 de 2.619 personas adultas (la mayoría tenía entre 26 y 46 años); el 65% eran hombres y el 35% mujeres. En la primera visita del estudio, el 28% de los participantes declaró haber consumido cannabis a diario y el 46%, drogas inyectables. Las principales sustancias de administración intravenosa fueron: heroína (31%), cocaína (7%), cocaína en crack (1%), speedball (heroína y cocaína) [3%], metanfetamina (12%), goofball (heroína y metanfetamina) [2%] y opioides prescritos (6%).

Al principio del estudio, los investigadores hallaron una asociación estadística entre el consumo diario de cannabis (frente al consumo no diario) y un menor riesgo de inyectarse diariamente. Cuando los investigadores se centraron en las sustancias que se inyectaban los participantes, determinaron que el consumo diario de cannabis solo se asociaba a un menor riesgo de inyección de opioides, pero no estimulantes.

A lo largo del estudio, el equipo de investigadores observó que las personas que consumían cannabis a diario tenían un 17% menos de probabilidades de inyectarse opioides diariamente. Es decir, el efecto del cannabis a diario en la reducción del riesgo de inyectarse se observó durante todo el estudio.

Además, la tendencia general del estudio en las personas que no consumían cannabis a diario era la de inyectarse opioides con más frecuencia (cada día).

De acuerdo con los investigadores, los hallazgos de su estudio contribuyen a establecer evidencias preliminares, preclínicas, clínicas y ecológicas que describen el uso beneficioso del cannabis para personas en situación de riesgo de sufrir daños asociados a las drogas, incluyendo el consumo de drogas inyectables. Sin embargo, el diseño del estudio era de tipo observacional, por lo que no podía demostrar que el consumo diario de cannabis había provocado una reducción de la inyección de opioides.

En los últimos años, diferentes estudios observacionales han indicado que el consumo frecuente de cannabis se asoció con una menor probabilidad de iniciar un consumo de drogas inyectables entre las personas que toman sustancias. Por otra parte, los análisis de muestras de orina revelaron que las personas que habían consumido cannabis recientemente tenían menos probabilidades de estar expuestas al fentanilo en comparación con las muestras de orina de personas que no habían consumido cannabis de forma reciente.

Es posible que el consumo frecuente de cannabis pueda causar otros problemas o empeorar algunos problemas de salud subyacentes. Por ejemplo, las investigaciones han hallado que algunas personas con psicosis que consumen cannabis pueden desarrollar síntomas más graves de la enfermedad y requerir hospitalización que las personas que no tienen psicosis y consumen cannabis. Por lo tanto, es importante que las futuras investigaciones con cannabis evalúen sus posibles beneficios y riesgos.

Además del potencial para la reducción de daños sobre el consumo inyectado de opioides, el cannabis puede tener otras aplicaciones. Los autores señalan que estudios anteriores han revelado que las personas que consumen cannabis a diario eran más propensas a informar del uso de esta sustancia para tratar el dolor, las náuseas y [los problemas relacionados con el VIH].

Como conclusión, el equipo de investigadores señala que su estudio constituye un importante paso en la investigación sobre el uso del cannabis en la estrategia de reducción de daños relacionados con el consumo de sustancias. Pero se necesitarán muchos años para diseñar un estudio en el futuro, competir por los escasos fondos de investigación y, finalmente, si se consigue la financiación, poner en marcha estudios que evalúen el impacto clínico del cannabis (o de los cannabinoides) en la salud de las personas que consumen drogas. Dichos estudios tendrán que analizar, como mínimo, qué cannabinoide o combinación de cannabinoides es mejor para ayudar a reducir la inyección frecuente de opioides (y, por tanto, reducir el riesgo de sobredosis), cómo se tienen que consumir los cannabinoides para ser más eficaces –es decir, por vía oral, inhalada o por otros medios–, si se necesitan diferentes dosis de cannabinoides por razón de edad, grupo étnico-racial, sexo o peso, y, por último, evaluar si interactúan los cannabinoides con los diferentes medicamentos que utilizan las personas con enfermedades crónicas.

Fuente:Catie / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencias:Reddon H, DeBeck K, Socias ME, et al. Frequent cannabis use is negatively associated with frequency of injection drug use among people who inject drugs in a Canadian setting. Cannabis and Cannabinoid Research. 2021; in press.

Reddon H, DeBeck K, Socias ME, et al. Cannabis use is associated with lower rates of initiation of injection drug use among street-involved youth: A longitudinal analysis. Drug and Alcohol Review. 2018 Mar;37(3):421-428.