El consumo problemático de drogas aumentaría el riesgo de padecer COVID-19

Las personas que consumen opioides presentarían un riesgo de padecer COVID-19 nueve veces superior al observado en la población general

Autor: Francesc Martínez

Fuente: http://gtt-vih.org/actualizate/la_noticia_del_dia/22-09-20

Un estudio publicado en Molecular Psychiatry ha concluido que las personas con consumo problemático de sustancias tales como opioides, cocaína, cannabis, alcohol o tabaco tendrían una mayor probabilidad de padecer COVID-19 (acrónimo en inglés de enfermedad por coronavirus 2019) y de que la enfermedad evolucione con mayor gravedad.

Para establecer la relación entre el consumo de diversas sustancias con potencial adictivo y aspectos relacionados con la COVID-19, los autores de la presente investigación llevaron a cabo un estudio retrospectivo de tipo caso-control en el que tuvieron como material de partida los registros de más de setenta millones de personas, atendidas en una red de 360 hospitales estadounidenses. Para analizarlo utilizaron el sistema de inteligencia artificial aplicado a la investigación clínica IBM Watson Health Explorsys.

Del total de registros, en 7.510.380 personas se había producido un diagnóstico de consumo problemático de alguna sustancia adictiva. En 722.370 de estas personas dicho diagnóstico se había producido durante el año anterior a la inclusión.

Finalmente, entraron en el análisis 6.414.580 personas con consumo problemático de tabaco (611.750 de ellas con diagnóstico reciente), 1.264.990 personas con consumo problemático de alcohol (83.100 de ellas con diagnóstico reciente), 490.420 personas con consumo problemático de cannabis (27.650 de ellas con diagnóstico reciente), 471.520 personas con consumo problemático de opioides (43.160 de ellas con diagnóstico reciente) y 222.680 personas con consumo problemático de cocaína (14.800 de ellas con diagnóstico reciente).

La definición de uso problemático de una sustancia es controvertida y es difícil poder comparar datos de unos estudios con otros por la falta de consenso al respecto. En todo caso, en el presente estudio los investigadores se guiaron por la inclusión de un diagnóstico en el historial clínico sobre la base de un sistema de clasificación estandarizado en EE UU en el que se distingue entre abuso y dependencia de cada una de las sustancias. En el análisis consideraron consumo problemático tanto a lo que se había registrado como abuso como a lo que había sido incluido en el registro como dependencia.

El 85% de las personas incluidas en el estudio lo fueron únicamente por consumo problemático de tabaco, por lo que la población –en general– no presentaba particularmente problemas de tipo social tales como la marginalidad o problemas de acceso al sistema sanitario.

Durante el seguimiento se registraron 12.030 diagnósticos de COVID-19. Mientras que las personas con consumo problemático de sustancias eran aproximadamente el 10% del total de aquellas incluidas en el estudio, suponían el 16% de los casos de COVID-19, un primer indicador del aumento de los riesgos asociados a la COVID-19 vinculados al consumo problemático de sustancias.

Un total de 1.880 personas con consumo problemático de sustancias fueron diagnosticadas de COVID-19. En 1.050 de ellas, el diagnóstico de consumo problemático era reciente. De las 1.880 personas antes referidas, 1.470 personas tenían consumo problemático de tabaco (840 de ellas con diagnóstico reciente de dicha condición), 320 de alcohol (130 de ellas con diagnóstico reciente de dicha condición), 210 de opioides (90 de ellas con diagnóstico reciente de dicha condición), 80 de cannabis (30 de ellas con diagnóstico reciente de dicha condición) y 70 de cocaína (30 de ellas con diagnóstico reciente de dicha condición).

Las personas con cualquier diagnóstico reciente de consumo problemático de sustancias presentaron una probabilidad significativamente incrementada de adquirir la COVID-19 (cociente de probabilidades ajustado [CPa]: 8,7; intervalo de confianza del 95% [IC95%]: 8.41–9.0], p <0,0001). Este efecto fue más marcado entre quienes tenían un diagnóstico reciente de uso problemático de opioides, quienes presentaron una probabilidad de recibir un diagnóstico de infección por COVID-19 nueve veces superior al observado en personas sin consumo problemático de opioides (CPa: 10,23; IC95%: 0,11-11,52; p <0,0001).

El resto de sustancias evaluadas también se asociaron a una probabilidad significativamente incrementada de recibir un diagnóstico de COVID-19. Así, el consumo problemático de tabaco o alcohol se asociaron a una probabilidad de padecer COVID-19 que era alrededor de 8 veces la observada entre quienes no tenían una u otra condición y el consumo problemático de cocaína o cannabis se asociaron a una probabilidad de padecer COVID-19 que era alrededor de 6 veces la observada entre quienes no tenían una u otra condición.

El estudio no halló diferencias significativas en la probabilidad de padecer COVID-19 en función de si la persona tenía registradas prescripciones de medicamentos para la deshabituación de opioides, aunque el principal fármaco administrado con ese fin –metadona– no estaba registrado en las bases de datos por dispensarse en clínicas especializadas fuera de los hospitales incluidos en el estudio.

Respecto a aquellas personas sin consumo problemático de sustancias, quienes sí lo tenían presentaban mayores tasas de diversas comorbilidades asociadas a una mayor susceptibilidad a la COVID-19 tales como problemas renales, hepáticos, pulmonares, cardiovasculares, obesidad, diabetes y cáncer.

Dentro del grupo de personas con consumo problemático de sustancias de diagnóstico reciente, los afroamericanos fueron el grupo étnico con mayor riesgo de padecer COVID-19, especialmente cuando el consumo problemático era de opioides. Los afroamericanos también presentaron más comorbilidades asociadas a una mayor susceptibilidad a la COVID-19.

Una vez ya diagnosticada la COVID-19, las personas con consumo problemático de sustancias presentaron una evolución significativamente más grave de la patología, tanto en lo relativo a tasas de hospitalización (del 41% y el 30% en personas con o sin consumo problemático de sustancias, respectivamente) como a tasas de mortalidad (del 10% y el 7% en personas con o sin consumo problemático de sustancias, respectivamente). Dentro del grupo de personas con consumo problemático de sustancias y COVID-19, los pacientes negros presentaron peores resultados clínicos que los blancos tanto en lo relativo a la tasa de hospitalización (del 51% y el 35% en personas afroamericanas o blancas, respectivamente) como a la tasa de mortalidad (del 13% y el 9% en personas afroamericanas o blancas, respectivamente).

Aunque las personas con consumo problemático de sustancias presentaban una mayor prevalencia de factores de susceptibilidad a COVID-19 conocidos, dichas diferencias no existían entre las personas con consumo problemático de opioides y aquellas con consumo problemático de otras sustancias. Aun así, quienes consumían opioides eran los que se encontraban en mayor riesgo de padecer COVID-19, lo que parece indicar que los opioides favorecerían el desarrollo de COVID-19 en personas con SARS-CoV-2 y/o agravarían la evolución (una hipótesis que lo explicaría sería su capacidad para inducir depresión respiratoria).

Los presentes hallazgos deberían ser tenidos en cuenta por los profesionales sanitarios de cara a incluir a las personas con consumo problemático de sustancias –y, dentro de ellas, aquellas de origen afroamericano- entre los grupos más vulnerables a la COVID-19 y desarrollar programas encaminados a protegerlas de la infección y de una peor evolución una vez ya infectadas.

Fuente: POZ / Elaboración propia (gTt-VIH).
Referencia: Wang, Q.Q., Kaelber, D.C., Xu, R. et al. COVID-19 risk and outcomes in patients with substance use disorders: analyses from electronic health records in the United States. Mol Psychiatry (2020). https://doi.org/10.1038/s41380-020-00880-7