Un estudio rebate la creencia extendida de que las personas con el VIH que consumen drogas obtienen peores resultados clínicos por su falta de adherencia al tratamiento antirretroviral

Aun manteniendo una buena adherencia, el consumo de drogas podría interferir en la acción del tratamiento antirretroviral a nivel cerebral y comprometer su eficacia

Autor: Jordi Piqué

Fuente: https://www.gtt-vih.org/publicaciones/la-noticia-del-dia/03-10-24/

Las personas con el VIH en tratamiento antirretroviral que, además, consumen drogas o usan fármacos prescritos de modo inadecuado obtienen peores resultados que las personas con el VIH que no consumen sustancias. La cocaína, en concreto, puede limitar la actividad del tratamiento antirretroviral en el sistema nervioso central al alterar la capacidad de los antirretrovirales de atravesar la barrera hematoencefálica y regular sus vías de transporte y metabolismo, mediando en sus efectos. Esto hace que se puedan necesitar dosis más altas o bajas de una medicación antirretroviral. Estas son las principales conclusiones de un estudio estadounidense cuyos resultados se han publicado en la revista Fluids and Barriers of the CNS.

El consumo de sustancias se asocia a peores resultados en la respuesta al VIH. Durante años, muchos médicos y científicos creyeron que estos malos resultados se debían a que las personas con el VIH tenían una menor adherencia al tratamiento antirretroviral. Sin embargo, nadie había comprobado realmente esta hipótesis, en parte porque las personas que revelan haber consumido drogas a menudo se las excluye de los ensayos clínicos que evalúan los fármacos antirretrovirales.

Es poco probable que todas las personas con el VIH que consumen sustancias dejen de tomar el tratamiento antirretroviral o dejen de acudir a sus citas médicas. Es más, incluso las personas que toman regularmente su medicación antirretroviral obtienen malos resultados si también consumen cocaína, por ejemplo. La causa de los malos resultados en personas con el VIH en tratamiento antirretroviral que además consumen sustancias tal vez se pueda explicar por motivos biológicos. Así, se deberán tener en cuenta las consecuencias moleculares del consumo de drogas o sustancias sobre la efectividad del tratamiento antirretroviral.

Con el objetivo de arrojar luz sobre esta cuestión, un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina Johns Hopkins en Baltimore (EE UU) realizó un estudio que utilizó un modelo in vitro de la barrera hematoencefálica humana para determinar la extravasación de tres fármacos antirretrovirales de primera línea, emtricitabina (FTC), tenofovir (TFV) y dolutegravir (DTG), en presencia y ausencia de cocaína, que sirvió como modelo de droga.

Se evaluó el impacto de la cocaína en la integridad y permeabilidad de la barrera hematoencefálica, los transportadores de sustancias, las enzimas metabolizadoras y sus reguladores transcripcionales principales para determinar los mecanismos por los que el consumo de sustancias afectaba a la disponibilidad de antirretrovirales en el sistema nervioso central (SNC).

Los investigadores hallaron que la cocaína no alteraba la integridad de la barrera hematoencefálica, sino que regulaba el transporte y metabolismo de los fármacos antirretrovirales, mediando en sus efectos. Así, la cocaína aumentó la capacidad de FTC para atravesar la barrera hematoencefálica del cerebro, mientras que disminuyó la capacidad de tenofovir para hacerlo. Las concentraciones de dolutegravir que atravesaron dicha barrera estaban por debajo de los límites cuantificables.

Por otra parte, se observó que la cocaína también podía aumentar la cantidad de enzimas necesarias para convertir los antirretrovirales en sus formas activas.

Los resultados del estudio sugieren que el problema no es siempre que los consumidores de drogas no tomen su tratamiento antirretroviral, sino que pueden necesitar dosis más altas o más bajas o un régimen distinto.

Uno de los aspectos más sobresalientes del estudio es que se utilizaron células humanas y muestras de personas, mientras que la mayoría de los investigadores usan animales de laboratorio como ratas o ratones para estudiar el cerebro y el sistema inmunitario. Los animales de laboratorio tienen dietas y condiciones de vida cuidadosamente controladas y son genéticamente similares, lo que facilita la interpretación de los resultados de los experimentos. Trabajar con personas y sus células exige tener en cuenta todas las diferencias que existen entre los seres humanos y, a menudo, requiere cientos de participantes. El grado de complejidad, dedicación y apertura de miras para trabajar con muestras humanas reales es incalculable y no es comparable al trabajo con animales.

Al trabajar directamente con células humanas, los investigadores se ahorran tener que traducir los resultados obtenidos con animales, lo que significa que es más probable que los resultados se mantengan.

Como conclusión, los investigadores indican que su estudio introduce por primera vez la concienciación sobre las ramificaciones clínicas del consumo de sustancias junto al tratamiento antirretroviral en las estrategias de curación del VIH, específicamente las dirigidas a la erradicación viral en el cerebro. Además, los hallazgos aportan información sobre las repercusiones de la cocaína en las estrategias terapéuticas más allá del tratamiento del VIH, ya que el regulador principal del transporte y metabolismo de las sustancias interviene en la disponibilidad de fármacos para el tratamiento de numerosos trastornos.

Fuente: ScienceNews / Elaboración propia (gTt-VIH)

Referencias: Colón Ortiz R, et al. Cocaine regulates antiretroviral therapy CNS access through pregnane-x receptor-mediated drug transporter and metabolizing enzyme modulation at the blood brain barrier. Fluids and Barriers of the CNS. Published online January 10, 2024. doi: 10.1186/s12987-023-00507-3.